martes, 14 de junio de 2011

Un día más

Mientras el ocaso de mi mente augura
algo que mi alma ya espera,
mientras mi cuerpo se pudre
para alcanzar la quimera,
yo desde mis ojos percibo
una figura sangrienta.

Una figura cuyo aura
esta cubierta de violencia,
violencia por librarse del horror,
vana y humana violencia.

Abro mis labios, y le digo:
"La caza ha sido buena.
Quienquiera que fuera ese hombre
ya solo es un alma en pena."
"La cacería aún no ha terminado-respondió-
pues aún me queda una faena.
Tú eres el último
de los que hoy me restan."

"Mi hora ya ha llegado
-dije con vehemencia,
gran peso que me quitas
de seguir viviendo mis penas."
"¿¡Cómo!?¿No vas a suplicar
por tu mísera existencia?
¿No vas a revolverte
intentando que no te tenga?"

"No, Muerte, no voy a patalear
como si mi vida fuera amena.
No te voy a suplicar
por conservar una vida incompleta.
Pues mi vida poco vale
y aunque mucho valiera,
en este mundo frívolo
vivir no vale la pena"
"No te falta razón"
-dijo con su voz carraspera.

Vino repentina,
se fue de esa manera.
Yo cerré los ojos
con expresión somnoliento,
agradeciendo a aquel ángel
que debía estar a mi vera
una noche más,
una noche entera.

Y el día siguiente también,
lo que me alegró sobremanera.
Pues había burlado a la muerte,
luchado por mi vida plena,
para ver un día más
surgiendo entre la sierra.

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