domingo, 29 de julio de 2012

Plateada agonía...

Del rostro luminoso que me guía y alumbra
la tímida y dulce sonrisa se escapa,
en tanto la silvia luna argenta sus labios
y torna los dientes en hileras de plata.

Faz de belleza bellamente esculpida.
Rasgos divinos que la noche no borra.
Risa gloriosa que ensombrece a las diosas.
Admiración de un momento en que ya nada importa.

En mí entraste, rápida y aguda.
Inundaste mi ser de una sola mirada.
Bastó un comentario, bastó una sonrisa.
Una palabra, y mi alma se aplaca.

Cuan pesar he que no trova,
plúmbeo, aquel, su antiguo resguardo,
perdido el lugar que habitaba otrora
pesa la espalda del tétrico bardo.

Ora dichoso, ora desdichado
en tanto aprecio tu infinita dulzura.
Mas luego veo aquello que nos separa
y tinto el semblante de eterna amargura.

Cierra la noche, se apaga la luna.
Enmudece la boca y se calla el habla.
Mil sentimientos, mil emociones.
Y no se formula una sola palabra.

El momento se muere, la escena se corta.
Fracasa el poeta a la amada hermosa.
Y de testigo, paciente e impasible
la luna argenta y silenciosa.

domingo, 27 de mayo de 2012

Libertad...

Rimas engarzadas en una canción desesperada
Cántico que habla del afán de libertad.
Ardor de esperanza en un mundo sombrío
Que llama a los hombres a por ella luchar.
Lumbre entre las penas, destello ante dolores.
Única guía del que se ansía liberar.
Ideal de esperanza, himno de los enclaustrados.
Aún en la oscuridad sigue brillando.
Guiando a sus hijos en pos de su búsqueda.
Alentando los pasos del esclavo liberado.
Olvida las historias donde fueron encerrados.
Retahíla de canciones de amargo final.
Y la magna victoria, la ruptura de cadenas.
La triunfante cruzada del oprimido entre penas.
El grito del justo rodeado entre rejas.
Cruza y transciende la línea del olvido.
Avanza imparable hacia su quimera.
Armonía perfecta, magnífica y delicada.
Por tantos años y en tantos sueños deseada.
Y no puedo evitar que la siga buscando.
Mas a veces se presenta lejana, esquivando.
Etérea e inalcanzable, como la luna en el cielo.
Encontrarla es difícil, un periplo, un reto.
Y solo puede ser querida y anhelada.
Amor infinito de los cuentos de hadas.
Amor absoluto por decidir el destino.
Avanzar sin penas el duro camino.
Fundamento literario, necesaria al avance.
Sílabas de poesía, estrofas de romances.
¡Ay de aquel paupérrimo esclavo!
¡Privado del goce del bien deseado!
No conoce, Libertad, el amor de tu persona.
Habrá de conocerlo cuando llegue su hora.
Mas yo, que aún te veo, me quedan ganas.
Infinito anhelo siento cuando tú me faltas.
De aquellos mis deseos tú eres la reina.
Princesa de mis sueños, soberana de mis penas.
Preside mi locura, me enloquece su cantar.
Aquella damisela cuya dulzura no tiene par.
Una vez más, apareces en mi pluma.
En ti se sostiene la literatura.
Íliada de poetas, Odisea de aventureros.
Y es que seduces mejor que el mismo Eros.
Más, ¿qué culpa tienes, de ser una droga?
No echo mis culpas a tan magna señora.
Corazón puro, radiante de belleza.
Y es que en tu deseo reside mi fortaleza.
Otrora débil, sucio y famélico.
Agora fuerte, brillante y enérgico.
¿Y quién no ansía el Edén idealizado?
Liberado el hombre, llegará a aqueste estado.
Unión de virtudes, carencia de defectos.
Que no haya más que aquella, en efecto.
Luminosa alegoría a la creación divina.